La agroindustria no queda fuera. Aunque ha sido de los últimos sectores en incursionar debido el bajo nivel de uso de tecnología, o accesibilidad a la misma, en estos dos años el crecimiento ha sido exponencial y se espera que siga creciendo.
Actualmente se puede encontrar en redes sociales una gran participación de estudiantes, profesionistas y productores en búsqueda de información al respecto. Se comparten experiencias, se preguntan dudas y se revisa información. La ayuda es espontánea y generalmente sin fines de lucro. Se forman grupos con intereses específicos dentro de este sector en los que la participación es libre y la permanencia también. Los proveedores están colaborando activamente, y aunque todavía no podemos hablar de una gran número, los más fuertes y vanguardistas se encuentran presentes.
Las redes sociales son una herramienta muy poderosa para llegar al productor agrícola y lograr informarlo e incluso capacitarlo.
Sin embargo, el manejo de las redes sociales requiere de experiencia y de una estrategia definida. La libertad con la que estructuran estas plataformas y con la que se permite el acceso a la información abre la posibilidad a que otros miembros de la red no necesariamente pertenecientes al sector agropecuario estén incluidos, y tengan intereses diversos. Si no se tiene una estrategia y un objetivo muy bien definidos, se puede desvirtuar el propósito de la presencia en la red social.
Dentro de esta participación global una consecuencia puede ser que los números sean engañosos, es decir el número de “likes” puede no ser representativo del grupo de interés. Entonces, ¿cómo saber a quién seguir o dónde conseguir información fidedigna? La solución es buscar una “fan page” perteneciente a una fuente confiable, a una empresa o persona cuyos antecedentes garanticen que la información que emiten tiene un sustento sólido que pueda beneficiar finalmente al productor agropecuario.
Martes, Abril 19, 2016